El Museo Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), ofrece una retrospectiva del trabajo de Gabriel Casas, uno de los fotógrafos de nuestro país del período de entre guerras. Uno de los más desconocidos, ahora por fin, podemos admirar y conocer su trabajo en los espacios de uno de los museos más emblemáticos de la ciudad, que su espacio, estructura, edificio y vistas, son ya en sí, un museo y un placer disfrutar.
Gabriel Casas y Galobardes, nacido el 21 de diciembre de 1892, se inició de joven en el mundo de la fotografía que ya conocía por tradición familiar. Después de una estancia en Uruguay y Argentia, dónde trabajó con un retratista, volvió a Barcelona y abrió su propio estudio fotográfico en la ciudad. Hombre inquieto, se interesó por el fotoperiodismo, en el que empezó como fotógrafo deportivo. Entre 1929 y 1939 produjo un gran número de reportajes de alta calidad que se publicaron en diarios y revistas. También trabajó cómo cartelista. Al finalizar la guerra fue perseguido, encarcelado y posteriormente se dedicó a la fotografía industrial y publicitaria. Su trabajo se conserva en el Arxiu Nacional de Catalunya. Así cómo en el Museo Reina Sofia también conservan alguna imagen suya.
Fue Gabriel Casas uno de los primeros fotógrafos del Estado en adoptar el lenguaje de la Nueva Visión, para crear narrativas visuales, que usaba para ilustrar revistas, libros y también para crear carteles propagandísticos. Su manera de acercarse a los temas sociales y políticos del momento renovaron la información visual con la utilización de fotomontajes, fragmentaciones, repeticiones de elementos y abstracción. Sus fotografías fueron francamente innovadoras.
La exposición del MNAC resume en 120 imágenes uno de los momentos más importantes de producción del fotógrafo: des de la inauguración de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 hasta el final de la Guerra Civil Espanyol, el 1939. A través de un recorrido visual, se explora la relación de Gabriel Casas con la Nueva Fotografia, con los temas de la modernidad, y las preocupaciones sociales y políticas de su tiempo.
Una descubierta muy enriquecedora para los amantes de la fotografía y una visita muy interesante para cualquiera que se quiera resguardar un ratito del calor en Barcelona. Hasta finales de agosto en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).
