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Brown Ballerina: luchando en un mundo de cisnes blancos

Ser diferente acostumbra a no estar muy bien visto. No hacer lo que se presupone correcto tiende a tener reacciones negativas ante todos los que nos rodean. Proponer algo fuera de lo común, incluso arriesgado, lleva el 90% de las veces una negativa de sentencia. No ser lo que se presupone que se debería ser es librar la batalla más grande jamás contada. En un escenario así de bonito, imaginaros además, tener un color de piel diferente a los que mandan, a los que mueven los hilos, a los que deciden quién está dentro y quién no.

En el mundo de la danza clásica desde siempre las bailarinas han sido de tez muy pálida, más bien escuálidas, con poco (o nada) pecho y de estatura media, ni muy altas ni muy bajas para alinearse bien con sus compañeros. Pero el mundo no es blanco y el talento y el arte no entienden de diferencias ni de colores. Y quién piense lo contrario le invito ahora mismo a que deje de leer este artículo.

Misty Copeland es un reflejo de la lucha por dejar de ser sólo un color de piel y ser talento en estado puro. Misty Copeland es solista del American Ballet Theatre (ABT) una de las compañías más reconocidas de los Estados Unidos y una de las diez compañías más deseadas entre los jóvenes estudiantes de danza y más aplaudidas en el mundo entero. Allí dónde viajan cuelgan el cartel de “SOLD OUT” cada noche. Misty Copeland es una de las cuatro solistas afroamericanas que ha tenido la compañía y la primera en las dos últimas décadas. Considerada un prodigio de la danza ya que empezó sus estudios de ballet a la tardía edad de 13 años (cuando generalmente los bailarines empiezan entre los 3 y los 5 años) es además una potente luz de esperanza para todas las bailarinas afroamericanas con inmenso talento que luchan día tras día por labrarse un camino en el mundo de la danza, a veces tan y tan cerrado, tan y tan elitista.

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Además de tener una infancia muy agitada y de luchar día tras día por conseguir una formación de calidad en danza, tuvo que luchar día y noche contra la idea de que las bailarinas afroamericanas no tenían las mismas capacidades ni aptitudes, y que no sería posible que llegara a ser bailarina profesional. A la edad de 15 años Misty Copeland ganó la primera plaza en  “Los Angeles Music Center Spotlight Awards” lo que la llevó a estudiar en la San Francisco Ballet School  aquél verano. De todos los programas por los que audicionó tan solo el del New York City Ballet – otra reconocida compañía de danza – declinó su oferta. Se unió al “ABT Studio Company”, la compañía junior del American Ballet Theatre, en setiembre de 2000 y ya se convirtió en miembro del cuerpo de baile del ABT el año siguiente. Desde entonces ha echo acopio de su talento natural hasta llegar a ser, a día de hoy, solista con el American Ballet Theatre.

Misty Copeland es un reflejo de la lucha por la igualdad en el mundo de la danza. Pero no está sola en esta constante lucha. Parte de esa batalla se libra también en el Dance Theatre of Harlem. El “Dance Theatre of Harlem” fue fundado en 1969 por Arthur Mitchell y Karel Shook, poco antes del asesinato del reverendo Martin Luther King. Mitchell estableció las bases de una escuela que pudiera ofrecer a los niños, sobre todo los de Harlem, la comunidad en la que había nacido, la oportunidad de aprender sobre la danza y las artes escénicas. Ahora, en su cuarta década, el Dance Theatre of Harlem se ha convertido en una institución de danza multi-cultural con un extraordinario legado y una riqueza creativa sin precedentes. La misión del DTH es clara, presentar una compañía de bailarines Afroamericanos y otros artistas de diferentes perfiles que interpretan el repertorio más exigente y de mayor nivel y calidad.

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Pero la lucha por la igualdad de consideración con las bailarinas de tez pálida sigue hoy en día. Las bailarinas de color raramente tienen papeles importantes ni interpretan grandes historias. Misty Copeland en realidad es la gran excepción y a su vez, la gran esperanza. Son relegadas a posiciones menos visibles y siguen envueltas de un gran halo de prejuicios que no deja ver el enorme talento que tienen. En un nuevo corto, con el título de “Brown Ballerina“, Chassidy Jade, explora los problemas a los que tienen que enfrentarse los bailarines de color. En la película, la bailarina Terri Green (interpretado por la bailarina profesional Maryann Payne) es discriminada enfrente de los jueces e instada a considerar una carrera tradicional en la universidad en vez de una carrera en la danza. La película se estrenará este año. Los bailarines de color siguen luchando contra la desigualdad día tras día.

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