Hoy en día las comedias muestran en el trailer el 90% de los gags de la película, así que lo más probable es que uno se acerque a “Espías” (Spy – 2015) con la cautela de quien ya ha visto lo mejor. A eso hay que añadirle que la mayoría de los chistes giran en torno al peso de la protagonista interpretada por Melissa McCarthy y lo ridícula que resulta verla envuelta en según que situaciones. Y es que “Espías” es una película de humor grueso y muy bruto, rozando siempre el mal gusto, bastante cerda y con unos toques de gore que acaban de rematar un cóctel que, aunque pueda sorprender, funciona a las mil maravillas.
Susan Cooper (Melissa McCarthy) trabaja en la CIA coordinando las operaciones desde la oficina y proporcionando información de campo a su compañero asignado, un habilidoso agente secreto interpretado por Jude Law. Cuando las identidades de todos los agentes secretos quedan al descubierto ella será la única capaz de infiltrarse en un grupo terrorista para evitar la venta de una bomba nuclear portátil. Sí, se que todo suena muy mierda, muy tópico y muy Austin Powers, pero es que la historia no deja de ser una excusa para dar cabida a todos los elementos típicos de esta clase de películas: agentes dobles, la mujer fatal, casinos, viajes internacionales, gadgets, lujo, villanos de opereta y música Jamesbondesca (en los títulos de créditos no pueden faltar las siluetas, los disparos con estilos y el grafísmo pseudo scifi).
Siendo la historia un aspecto de poca importancia (y previsible desde el minuto nueve para quien haya visto más de tres películas de 007) son los personajes los responsables de todos los aciertos que pueda tener la película. Melissa McCarthy carga sobre sus espaldas decenas de humillaciones, chistes sobre almorranas, pedos y falsas identidades realmente bochornosas, pero poco a poco vamos descubriendo sus habilidades ocultas que hacen de ella algo más. Mientras que Jude Law interpreta al espía galán, eficiente y profesional (y que pensar si hubiera sido un buen James Bond, al estilo de Timothy Dalton) nos encontramos con Jason Stantham, que es todo lo contrario. Su personaje es sencillamente de lo mejor de la película, mal hablado, impulsivo, brutal y un tanto despistado. Aquí su vertiente cómica no llega al nivel de joyas como “Snatch: Cerdos y diamantes”, pero desde luego sus intervenciones piden a gritos un señor spin-off (pasa a la historia del cine desde ya su gag recurrente en el que va explicando cosas que ha tenido que soportar en sus muchas misiones). Mención especial para Aldo (Peter Serafinowicz), personaje que en un principio puede resultar algo molesto, pero que poco a poco va haciéndose hueco en la película hasta que al final deseas verlo junto con Jason Stantham en ese spin-off que me acabo de inventar (aprovechando que continuar con otra película con Melissa McCarthy no tendría mucho sentido ni interés).
Las escenas de acción suelen ser algo secundario en este tipo de producciones más preocupadas en hacer reir, pero salvo alguna set piece rutinaria, la mayoría gozan de buen nivel (incluso algunas en concreto son muy espectaculares, como la pelea en la cocina). El gore es algo que asoma la cabeza de vez en cuando a lo largo de la película y no hace más que potenciar la comicidad de esta de lo exagerados que son (y la reacción de la protagonista ante según que salvajada).
Los puntos más flojos de la película los encontramos en una trama bastante estándar que esconde pocas sorpresas y en uno de los villanos, que quizá no está al nivel del resto del reparto (Mientras que Rose Byrne está más que correcta).
Una comedia que salvo algún tramo tiene un buen ritmo de risas aseguradas y que aunque la historia no está al nivel de sus personajes puede hacernos pasar un buen rato. El director, Paul Feig y Melissa McCarthy volverán a cruzar sus carreras en el rebboot femenino de Los cazafantamas. Habrá que estar atento lo que puede salir de ahí.