La manera de acercarse a ‘El Corredor del Laberinto 2: Las pruebas’ definirá el grado de satisfacción con el que uno se levantará de la butaca al terminar la película. Vi la primera entrega sin esperar absolutamente nada de ella y afortunadamente me encontré con una decente película juvenil de ciencia ficción, bastante más interesante que otras medianías como ‘Los juegos del hambre‘ o ‘Divergente‘. ‘Las pruebas’ es capaz de dejar un buen sabor de boca si somos conscientes de que vamos a ver un puñetero disparate.
La Trama
Desconozco la fidelidad con la que la saga literaria de James Dashner ha sido trasladada a la gran pantalla, pero en esta segunda entrega básicamente acompañamos a los muchachos que consiguieron salir del laberinto en su huida de CRUEL a través de las ruinas y los zombis. En el exterior el mundo está totalmente devastado, y aunque les espera el desierto más inhóspito (y un sol que ha arruinado la vida), serán capaces de atravesarlo tranquilamente sin ni siquiera ponerse morenos y con la ayuda de media cantimplora para seis bocas. Lo de dormir a la intemperie como quien se va de camping tampoco acabo de entenderlo, pero ellos sabrán.
La confusión y el misterio más tramposo campa a sus anchas de principio a fin. Quizá los misterios estuvieron mejor llevados en la primera entrega, ademas de gestionar mucho mejor las revelaciones, gracias en parte a un “sense of wonder” que se pierde en ‘Las pruebas’. De vez en cuando la acción frena en seco para darte algo de información, aunque esta suele ser algo engañosa e insuficiente -y también poco interesante-.
Los Personajes
Los personajes tampoco ayudan mucho a meterte en la historia ya que están divididos entre los que tienen preguntas y los que tienen respuestas, y entre ellos hay poca interacción. Los supervivientes del laberinto y sus relaciones ya vienen definidos por la primera entrega, así que en ‘Las pruebas’ se limitan a correr hacia adelante, ayudándose cuando uno cae y reforzando de vez en cuando la imagen de “grupo de amigos”.
Por mucho que nos intenten vender a un héroe de acción, Thomas (Dylan O’Brien), el protagonista, resulta mucho menos interesante que en la película anterior y se dedica a imitar al resto de sus compañeros, corriendo hacia adelante sin enterarse muy bien de que va la cosa. Teresa (Kaya Scodelario) es de las más desaprovechadas del reparto, encarnando un personaje plano y fantasmal, que pasa sin pena ni gloria, limitándose a leer con pereza un par de lineas de guión. Brenda (Rosa Salazar) en cambio me parece el personaje más interesante de la pelicula, aunque tampoco sabría decir si se debe a un a buena interpretación -o buen personaje- o por gustos propios.
La Dirección
Wes Ball vuelve a encargarse de la dirección, y aunque su trabajo es correcto, las imágenes carecen de personalidad propia, recordando constantemente a otras producciones como ‘Soy leyenda’ (I am legend, 2007, Francis Lawrence), Resident Evil: extinción (Resident Evil: Extinction, 2007, Russell Mulcahy) o incluso videojuegos como ‘The last of us‘ (2013, Naughty Dog). La estética general y algunas escenas están tan poco inspiradas que se hunden en lo genérico, pero aun así logran parecer trepidantes y mantener el interés del espectador mientras la música suena y los chavales corren hacia el siguiente peligro.
La Acción
La acción se desarrolla de forma más o menos trepidante durante buena parte de la película y no es hasta su tramo final cuando esta se vuelve una absurda ensalada de tiros que cierra con un coitus interruptus que parece ideado por alguien que mal interpretó finales como los de ‘El imperio contraataca’, ‘El cofre del hombre muerto’, ‘La comunidad del anillo’ o ‘Regreso al futuro’. Como película central de una saga sufre de los males típicos que la convierten en un mero trámite para llevarnos a un final que deberá resolver más misterios que ‘Perdidos’.