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Las voces rotas

La voz es un instrumento que tiene parecidos pero no iguales. Es una herramienta unipersonal que está sujeta a los caprichos del estado de ánimo: la tristeza, la euforia, la angustia… Por eso, las voces son especiales porque nos cuentan cosillas de los cantantes. Resumiendo: la voz es el alma de los cantantes.

Joe Cocker – Unchain my heart

Ahora, sabiendo que la voz habla más de la cuenta, llega el momento de preguntarse porqué existen las voces rotas, roncas o de papel quemado (llamadlas como queráis).

Ray Charles – Unchain my heart

Empecemos tirando de topicazos muy certeros con la versión del desfase bohemio; resacas y noches que empiezan de día. Digamos que, por regla general, las voces roncas son engendradas por el sempiterno matrimonio del alcohol y su inseparable amante, tabaco. Es así como el amor hacia este dueto, que muchos artistas profesaron antaño y que otros muchos profesan a día de hoy, ha dado fruto en una calidad vocal que, para qué negarlo, resulta irresistible. Sin embargo, a veces este tipo de voz, simplemente, es esculpida de manera natural y, en muchas ocasiones, tallada por las jam session de la ducha.

Ramon Mirabet – Banks of the Ohio

También tenemos la versión naíf alimentada por las historias edulcoradas que consumimos (venga, confesémoslo, y que seguimos consumiendo) durante nuestra adolescencia. Entonces, nos resulta fácil creer que la voz desgarrada que nos lame los oídos es el llanto de un hombre que ha sufrido mucho y que exorciza su tormentoso pasado con sus canciones o, mejor aún, un cantautor errante que ha sido injustamente abandonado por el amor de su vida y de tanto llamarlo ha ido embraveciendo sus cuerdas vocales.

Ismael Clark – I still owe you a duel

En realidad no tenemos ni pajolera idea de donde surgen esas voces. Puede que de resacas inextinguibles, de cenizas de cenicero, de montes escarpados, de “he sufrido lo insufrible”, de chico bueno en piel de malo. Decidme, ¿de dónde vienen esas malditas voces enamoradizas? Si nos cantan ‘A song for you’ como Ray Charles, se humedece todo, os lo aseguro o ‘Green Grass’ de Tom Waits a susurros, fascinante. Una no se los acaba.

Fumen y beban o cómanse un cactus porque el mundo ama la seducción de las voces rotas.

Si queréis leer la segunda parte de este post, podéis clicar en “Las Voces Rotas II

Artículo escrito por Aitana Colina.

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