Star Wars, James Bond, Missión Imposible, Mad Max, Jurassic Park, Terminator, Rocky… 2015 es sin duda uno de los años con los estrenos más retro que recuerdo. A priori la cosa pintaba bastante bien, pero por mucho que Mad Max: Fury Road haya acabado siendo un peliculón estratosférico ha tenido que llegar Jurassic World para aguarnos la fiesta y recordarnos que la nostalgia es una mala compañera. Terminator: Génesis no es un desastre como la película del dinosaurio psicopata pero tampoco se acerca a la excelencia de lo último de George Miller, quedándose a medio camino y dejará satisfecho a la mayoría del publico.
Si sois fans de la saga y habéis visto el trailer de Génesis la verdad es que poco os queda por descubrir a nivel argumental. John Connor envía al soldado Kyle Reese al pasado para proteger a la que será su madre, que a su vez está siendo perseguida por un terminator enviado por Skynet, la IA que ha arrasado el planeta. Este juego de viajes temporales, guardianes y sicarios se repite durante toda la saga, pero esta vez el pasado ha cambiado para crear una realidad alternativa donde Sarah Connor no es una joven desvalida y asustada. No se como os sonará a vosotros pero os aseguro que en la practica es una delicia el juego que se crea al volver a visitar las escenas claves de la primera entrega, con las variaciones que suponen esta nueva linea temporal.
Arnold Schwarzenegger vuelve a enfundarse la chupa de cuero que lo catapultó a la fama, y aunque no está especialmente brillante, el carisma del personaje lo empuja hacia la superficie en los momentos que el viejo T-800 parece a punto de hundirse en las aguas de la pereza. Cumple su objetivo con creces, que no es otro que ponerte la piel de gallina cuando lo ves aparecer en pantalla para enfrentarse cara a cara con su versión de la película original. No puedo decir lo mismo de Kyle Reese (Jai Courtney) o el T-1000, incapaces de hacernos olvidar los míticos papeles originales de Michael Biehn y Robert Patrick (al que no acabo de entender porque lo sustituye un coreano).
El terminator de acero liquido aun tiene la excusa de que su personaje no deja de ser un pretexto narrativa para mostrar lo mucho que ha cambiado el pasado y su papel es testimonial, pero Kyle Reese merecía una percha mejor ya que al pobre chico le faltan cuatro milis y tres huevos para llegar a acercarse al Kyle original (por muy mazas que sea). John Connor tampoco está muy favorecido, y a pesar de que Jason Clarke defiende su personaje bastante bien no se parece en nada a la imagen proyectada de los flasbacks originales, con aquel rostro cincelado en roca. Sarah Connor es el único personaje que, sin llegar a lo conseguido por Linda Hamilton, destaca por encima del resto con luz propia. Emilia Clarke parece poseída por el espíritu de la Sarah Connor guerrera de la segunda entrega, y será ella la encargada de llevar la película hacia buen puerto. A pesar de lo irregular y poco acertado del casting no supone un desastre insalvable visto en su conjunto.
Habréis notado que no dejo de hacer referencia a las películas originales, pero es que tal y como he comentado al principio, es la propia historia la que no deja de girar una y otra vez en torno a lo que ya conocemos y a los sucesos ocurridos con anterioridad. Y es que por suerte Terminator Génesis abre con el prologo que todos los fans de la saga llevaban años esperando (batalla de rifles láser incluida) y una primera mitad que pone la piel de gallina con cada guiño que aparece en pantalla. Después entra en una espiral de flipadas que consigue mantener un nivel notable a pesar de no llegar a presentar ninguna set piece que pueda llegar a ser recordada de forma especial (no por falta de espectacularidad si no por falta de originalidad). Juega en la misma liga de la nostalgia que Jurassic World, pero Terminator Génesis es mucho mas atrevida a la hora de expandir el universo y profundizar en la mitología de la saga (quizá demasiado, según se mire).
7,5/10